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La formación de las imágenes y el nervio óptico

La formación de las imágenes en la retina se produce a partir de cuatro procesos: la refracción de la luz, la acomodación del cristalino, la constricción de la pupila y la convergencia de los ojos
La refracción de la luz es la desviación del rayo de luz cuando pasa de un medio a otro por diferentes densidades. En el ojo humano la luz tiene que pasar del aire a cuatro medios de diferentes densidades que son: la córnea, el humo acuoso, el cristalino y el humo vítreo antes de llegar a la retina.
Cuando la imagen está lejos del observador, los cuatro puntos de refracción de la luz en el globo ocular funcionan en conjunto y tratan de llevar la imagen al centro o fovea de la retina, donde la agudeza visual es mayor. En el caso contrario, es el cristalino que se encarga de realizar estos procedimientos de refracción, cambiando su forma de cóncava a convexa según convenga. Este proceso que se da en el cristalino se llama acomodación. 
Loa músculos del iris también cumplen la función de la formación de la imagen en la retina, pues son ellos quienes realizan la constricción de la pupila, para que los rayos de luz no estimulen súbita o prolongadamente a la pupila. La constricción de la pupila es el proceso simultáneo a la acomodación del cristalino.
Finalmente, la convergencia de los ojos en el enfoque de un grupo de objetos o visión binocular, consiste en el movimiento de los globos oculares para que la luz proyectada por los objetos llegue a puntos idénticos en ambas retinas. Solo así, percibimos un objeto tridimensional y como un conjunto.
Una vez dados estos cuatro procesos, la retina construye una imagen invertida, producto de la refracción de la luz en los medios transparentes. Sin embargo, nuestro cerebro aprende, desde el primer año de vida de los individuos, a interpretar la imagen en su localización y posición exacta.
La imagen formada en la retina produce una estimulación en los pigmentos de la cornea y los bastones y transforman la luz en impulsos nerviosos que las neuronas bipolares transmiten a su vez a las neuronas ganglionares, cuyos axones salen del globo ocular a través del nervio óptico.
El nervio óptico es un conjunto de ramas nerviosas ubicadas en cada globo ocular. Estas ramas se toman en un punto del encéfalo denominado quiasma óptico; en el cual algunas de las fibras se cruzan al lado opuesto, mientras que otras no los hacen. Después de atravesar el quiasma, las fibras forman el tracto óptico (cintilla óptica), llegan al encéfalo y terminan en el tálamo; en este último, establecen sinapsis con neuronas de tercer orden, cuyos axones se dirigen en los centros visuales de los lóbulos occipitales de la corteza cerebral.